miércoles, 26 de marzo de 2008

ESBOZOS SOBRE LA IDEOLOGÍA EN LA BIOLOGÍA: LOS DISCURSOS OPRESORES DEL DETERMINISMO BIOLÓGICO



COESBOZOS SOBRE LA IDEOLOGÍA EN LA BIOLOGÍA:
LOS DISCURSOS OPRESORES DEL DETERMINISMO BIOLÓGICO.

PRESENTA: DIANA MARINA NERI ARRIAGA.


INTRODUCCIÓN:

¿Hasta qué grado lo que hacemos está condicionado genéticamente o por nuestra formación y experiencia? ¿Cultura vs. Naturaleza? ¿Naturaleza vs. Cultura? ¿Es posible hablar sobre algún determinismo que “signifique” la vida humana? ¿Tenemos una naturaleza humana?
Nos encontramos ante viejos debates que no dejan de nutrirse de nuevos elementos de ambos lados[1], y que particularmente le interesa mucho a ciertos discursos de la ciencia la cual parece ha encontrado claves en las vertientes de optimismo y el desencanto social, ya que por un lado hay recientes descubrimientos en materia de ADN y en particular del campo de la genética, pero también por otro hay un creciente y terrible desinterés en diversos campos educativos por discernir y reflexionar en torno a lo humano, asentando y dando por determinados algunos supuestos que siempre requieren de nuevas interpretaciones y revisiones, y que contribuyen específicamente a confirmar discursos enajenantes.

En la postura que abrazan los biologicistas, se establece que somos seres naturales, y tenemos intrínsecamente una “naturaleza humana” es decir, que el efecto social sobre una persona no tiene un valor intrínseco, sino que estos se miden por los parámetros de su potencial inherente, genético, para la adaptación. Los efectos de la cultura, de la sociedad, sobre sus acciones y su personalidad social son resultados secundarios que provienen de las probabilidades que su organismo le confiere naturalmente.
Sin embargo, lo que en este debate Naturaleza y Cultura me parece profundamente cuestionable, es que dentro de los discursos de atender a la “naturaleza humana” particularmente desde el siglo XIX existe una tendencia cada vez más grande del pensamiento biologicista traducido ahora en sociobiología, que centra su estudio en lo que los pensantes del tema llaman: "las bases biológicas del comportamiento social". Desde este enfoque, y cito un articulo interesante al respecto, “se interpreta el comportamiento humano atendiendo exclusivamente al sustrato biológico de las personas”[2] Y si bien, no se soslaya la importancia madre del campo natural y por ende biológico que conforma al ser humano, este es solo uno de los tantos elementos que nos permite dar cuenta de la singularidad humana, pero que ahora algunos discursos científicos que se han institucionalizado y colocado por ende en el campo de dominación, se insertan eficazmente en el campo de saber-poder-verdad.

¿CUÁL ES EL POSICIONAMIENTO DEL DISCURSO CIENTIFICO
EN RELACIÓN AL DESARROLLO DE LA CONDICIÓN HUMANA?

También existen científicos empeñados en hacer decir a la ciencia lo que ella, en cuanto tal, no puede decir; en ese caso la instrumentalizan y la subordinan a preconceptos filosóficos.[3]

Nos encontramos en un espacio escolar de nivel bachillerato en la Ciudad de México donde se desarrolla la asignatura de Ciencias de la Salud, el profesor lanza dos preguntas: ¿La violencia es natural o cultural? ¿Quiénes son más violentos hombres o mujeres? Las respuestas vienen en cascada y la mayoría de éstas afirman en síntesis que “…Los humanos son violentos desde siempre, y en particular los hombres, haciendo especial énfasis a los “hombres barbaros” o “aborígenes” pues tienen necesidad de “cazar” y tener “propiedades”, ya que por “naturaleza” las mujeres no son violentas dado a que son madres y poseen un “instinto maternal” que las hace protectoras.”[4]


Resultado: Determinismo biológico traducido en sexismo y racismo.


Y, no se trata de los detentadores del poder que se cobijan en determinados tipos de discursos científicos, sino de jóvenes que alimentan sus criterios a partir de los medios de comunicación, los decires populares, el área de enseñanza básica en el campo de las ciencias naturales y en ese momento, cuando el profesor no interpela al estudiante y le brinda nuevos elementos de discusión, sino que asiente y agradece la participación continuando la cátedra, es ahora su profesor extensor y cómplice de sus determinismos y derivaciones ideológicas.
¿Pero… la ciencia ha legitimado estos discursos? ¿Qué tipo de ciencia avala el determinismo biológico?
Hemos mencionado ya, que la primera mitad del siglo XIX es un momento clave en la historia de occidente, en el sentido de la expansión de las ideas que justificaban las desigualdades sociales basándose en las diferencias biológicas entre las personas, teorías que han recibido el nombre de “determinismo biológico”, pero como siempre en el campo de la resistencia emergieron otras voces que afirmaban que el ambiente y las condiciones sociales en que los individuos se desarrollaban eran responsables de gran parte de esas diferencias; a esos detractores del determinismo biológico se les llamo en consecuencia, “ambientalistas”.


Cito:


Los ambientalistas eran de ideología progresista, es decir, partidarios de la construcción de una sociedad que no favoreciese la aparición de las grandes desigualdades sociales existentes y, en una época en la que las diferencias ideológicas parecían bastante claras, los deterministas, es decir, los partidarios de la idea de que el orden social es una manifestación de la naturaleza intrínseca del hombre y, por tanto, inmutable, se autodenominaban, sin ningún pudor, conservadores.[5]

Ahora bien, el contexto político y social de la Inglaterra del siglo XIX, permite también atender el texto escrito por el prestigioso economista Thomas Malthus quien en pleno auge de la revolución industrial, de la expansión colonial británica y de la consolidación del liberalismo económico, publica en 1798 y amplia en 1803 su texto celebre: “Ensayo sobre el principio de población” quien afirma que el crecimiento geométrico de la población en un mundo en que los medios de subsistencia crecen aritméticamente impondría necesariamente una “lucha por la supervivencia“. La economía traducida a la geometría y, que reúne en conjunto con los textos de su contemporáneo Spencer quien habla del principio económico de la “supervivencia del más apto“, es que encontramos las novedosas interpretaciones Darwinianas traducidas al campo social y como la Selección Natural salta como un motor de progreso evolutivo, y, por extensión, de progreso social. La biología a la Ideología.

Los recientes y rigurosos estudios del registro fósil, han puesto de manifiesto que las especies existen sin cambios, o con cambios poco importantes durante millones de años y que los que sobreviven no son “los más aptos” sino simplemente los aptos, es decir, los individuos normales. En este contexto, los cambios evolutivos han mostrado ser unos procesos muy bruscos y de una gran complejidad morfológica, al afectar, simultáneamente a muchos caracteres interdependientes (proceso inevitable, ya que los hipotéticos pasos intermedios o “eslabones perdidos” que se han buscado infructuosamente desde mucho antes de la “Teoría Darwinista”, serían inviables).[6]

Y así llega el siglo XX y el uso de la Genética mendeliana.


Un ejemplo de aplicación: En 1930 las leyes eugenésicas se habían establecido en 31 estados del país del norte con la consecuencia de la esterilización, según cifras oficiales de más de sesenta mil personas. Uno de los más tempranos frutos de dichas leyes, se vieron en la ignominia de la Alemania nazi, ya que la idea de superioridad de unos hombres sobre otros y el concepto hereditario de la naturaleza humana son fundamentales para las ideologías fascistas.


Con la promulgación de la “Ley de Sanidad Genética”, el 13 de julio de 1933 en Alemania, se esterilizó a más de doscientas cincuenta mil personas durante su período de vigencia.


Pero leamos directamente al premio nobel de Fisiología o Medicina Konrad Lorenz[7], que dice cuando ya estaban en marcha las prácticas genocidas:


En el proceso de civilización, hemos perdido ciertos mecanismos innatos de liberación que normalmente persisten con objeto de mantener la pureza de la raza: alguna institución humana debe seleccionar la fortaleza, el heroísmo, la utilidad social,… si es que el sino de la Humanidad, carente de factores selectivos naturales, no va a ser la destrucción por la degeneración que el proceso de domesticación lleva consigo. La idea de raza como base del estado ya ha obtenido buenos resultados en este respecto.[8]

Dentro de esta rapidísima y somera revisión histórica es importante resaltar la época de los setentas en particular con la entrada de la Sociobiologia que encontró abrigo en las aseveraciones de Wilson[9] un experto en hormigas, que hace un análisis de las diferentes especies sociales desde la perspectiva de la biología evolucionista, incluyendo entre los objetos sobre los que recae su estudio al hombre. Su pretensión es dar una explicación biológica de lo que hasta entonces se encuadraba en los campos de las ciencias sociales y en las humanidades, así como las discusiones que giraban en torno a estas: la ética, la estética, la economía, los problemas de la guerra, el campo de la homosexualidad, el ejercicio de la dominación masculina, etc.[10]


El campo de recibimiento para Wilson ya era amplio, se encontraba en boga la Etología Popular, a través de Desmond Morris y sus textos: El mono desnudo y El zoo humano, estudios que siempre son referencia de discusión, así como el citado Lorenz y sus estudios sobre la agresión, además de Ardrey (La evolución del hombre: la hipótesis del cazador; El génesis africano) Tiger y Fox.
Este movimiento introdujo con gran éxito el análisis del hombre como un animal, perteneciente a la especie Homo Sapiens, y, por tanto, como inserto totalmente en el curso de la evolución biológica. Justificando los comportamientos como la agresividad, la dominación masculina, desbordándose un estudio estrictamente biológico para empezar a usar la biología como una legitimadora de ciertos aspectos ideológicos y culturales de nuestra sociedad.
Para concluir en este sentido, se define a la Sociobiología[11] como la pretensión de convertir las explicaciones de cualquier fenómeno humano en una rama de la biología, y, en un paso más radical, de la genética.


Veamos un breve fragmento del libro referido:


Si se toma la decisión de moldear las culturas para que se adapten a las necesidades del estado ecológico estable, algunos comportamientos pueden ser modificados experimentalmente sin causar daño emocional o pérdida de creatividad. Otros comportamientos no pueden modificarse. La incertidumbre que existe en torno a este tema implica que el sueño de Skinner de una cultura prediseñada para la felicidad tendrá seguramente que esperar a la nueva neurobiología. También deberá esperar a la aparición de un código de ética genéticamente exacto y, por lo tanto, absolutamente justo.[12]

He aquí los elementos clave que permiten excusar o justificar la desigualdad, la exclusión, la opresión y todas las otras negaciones de la otredad en el campo social, económico, político, cultural, etc.


Es muy sencillo y otra vez lo constatamos: pasar de la biología a la ideología.[13]


La ciencia con su principio de autoridad que se legitima a través de los dispositivos que llamaría Foucault saber/poder, ha promovido con buen éxito dado los otros instrumentos ideológicos de los que se apoya, diversas imágenes basadas precisamente en aspectos “biológicos” de las sociedades, como las cuestiones de género, racismo y clase social.


Otro Ejemplo: Cuando en los medios de comunicación, un prestigioso científico llega a afirmar solemnemente que se ha encontrado “el gen” que determina que la madre sea cuidadosa con sus hijos, y que ese “gen” se hereda por vía paterna, se causa un gran revuelo por “ese descubrimiento” ya que sustenta al patricarcado para justificar su dominación contra las mujeres, apelando al “orden natural” para hablar del instinto materno, la provisión masculina y de la importancia de que las mujeres “se guarden en la vida privada” para mantener incólume así, el cuidado hacia sus hijos.


Y de ahí, podríamos hablar del “gen” de la homosexualidad, de la pertenencia a tribus urbanas, del perfil que conforma al “criminal”, etc.


Estos son dispositivos cifrados que fijan estereotipos basados en un orden biológico natural donde por ejemplo mujer es pasiva, y etc, etc, a diferencia de los hombres que se espera que actúen como activos supuestamente dado a su dotación biológica de “osadía e inteligencia” para enfrentar las adversidades y rigores del mundo del trabajo.


O bien estos determinismos permiten la categorización de los países y sus poblaciones, o de las clases sociales, según un estereotipo que va equiparando riqueza, con superioridad, con dotes intelectuales, con sexo masculino, con raza blanca, con civilización, con urbanismo, con baja fecundidad y contraponiéndola a pobreza, inferioridad, bajo cociente intelectual, sexo femenino, razas negras o amarillas, a lo rural, a alta fecundidad.


Es importante citar a Frank Dikötter, refiriéndose a la historia de la eugenesia y del racismo:
Es el movimiento cultural y social más importante del siglo XX, íntimamente ligado a ideologías de raza, nación, sexo, íntimamente engarzado con el control de la población, la higiene social, los hospitales estatales y el Estado de bienestar.[14]

Ese marco ideológico-doctrinario que conforma todo el paradigma de la modernidad, es adoptado por muchos discursos científicos predominantes en nuestros días, discursos que además responden a un lógica de mercado, aquella que siempre supedita a los humanos, o la naturaleza al campo del poder y la riqueza.


Precisamente el paradigma vigente que ha dominado nuestra cultura durante varios siglos y que ha ido formando la sociedad occidental moderna influyendo y dominando en el resto del mundo consiste, entre otras cosas, en la visión del universo como si fuese un sistema mecánico compuesto de bloques elementales; en la visión del cuerpo como si fuese una máquina; la visión de la vida social como si tuviese que ser forzosamente una lucha competitiva por la existencia; en el credo del progreso material ilimitado, que debe alcanzarse mediante el crecimiento económico y tecnológico; en la creencia de que el sometimiento de la mujer al hombre es consecuencia de una ley básica de la naturaleza; la aniquilación de un pueblo sobre otro, de una especie sobre las otras y del aprendizaje de la naturaleza solo para allegarse de los mecanismos efectivos para utilizarla y “(...)lograr el dominio integral de ésta y de los hombres. Ninguna otra cosa cuenta”.[15]

TRISTES EJEMPLOS DE DOMINACIÓN EN EL CAMPO CIENTÍFICO A PARTIR DE LA DETERMINACIÓN NATURAL EN LOS SERES HUMANOS:
UNA PROBADITA DE RACISMO Y SEXISMO.


Una frase común y evidentemente coloquial: “¡¡Ah!! Lo lleva en los genes”… o “Hijo de tigre, pintito”. Ideas que se asumen sin discusión y forman parte de nuestra cotidianidad.


No haremos aquí una polémica para establecer en términos biológicos si la herencia es o no determinante[16], sino más bien atendamos sus resultados ideológicos, ya que por ejemplo cuando se habla de herencia biológica en campos sociales, al mismo tiempo se establece un estudio sobre las razas, y la capacidad “genética” que diferencian a los pueblos y que permiten “civilizaciones” o “barbarismos”, encontrando que tales estudios ubican que los “pueblos o razas” han “evolucionado” como resultado de la adaptación dirigida por la Selección natural. Es decir, los pueblos colonizados “se merecen su dominación” pues no son precisamente los más “aptos en la adaptación” de acuerdo a la “ley del más fuerte”, y los que triunfan, los que escriben la historia oficial, los que ahora gobiernan el mundo gracias a los dictados del mercado internacional, es precisamente porque se desarrollan “como los más aptos”, además gracias al afán de dominio y defensa de territorio es que la guerra y la xenofobia pueden ser “biológica- ideológicamente” justificadas.


Desmond Morris así lo constata: “La existencia de individuos poderosos y dominantes que gobiernan despóticamente al resto del grupo es u fenómeno muy extendido entre los primates superiores [...] Tal vez sean déspotas, pero desempeñan también otro papel, el de guardianes y protectores.”[17]


Un horror que abre puertas a los esencialismos con careta de racismo, justificación de la pobreza, la xenofobia, la territorialidad, el conformismo, la religión, etc, ya que son perfectamente explicables en términos adaptativos.


Hablemos muy brevemente del texto publicado en 1976: El gen egoísta del zoólogo británico Richard Dawkins. En dicho estudio se afirma que la unidad de la evolución es “el gen” (posteriormente ampliado a “o fragmento de ADN”), cuyo objetivo es “alcanzar la supremacía sobre los otros genes”.


Mi propia creencia es que una sociedad humana basada simplemente en la ley de los genes, de un egoísmo cruel universal, sería una sociedad muy desagradable en la cual vivir. Pero, desgraciadamente, no importa cuánto deploremos algo, no por ello deja de ser verdad... si el lector desea, tanto como yo, construir una sociedad en la cual los individuos cooperen generosamente y con altruismo al bien común, poca ayuda se puede esperar de la naturaleza biológica.[18]

En este sentido, los organismos, seríamos utilizados por los genes como “máquinas de supervivencia”, y las relaciones entre los seres vivos se producirían guiadas por el principio: “Toda máquina de supervivencia es, para otra máquina de supervivencia, un obstáculo que vencer o una fuente que explotar”.


En esta misma línea de ideas, lo mismo sucede en el caso de la llamada “inteligencia”, donde es común que se la conciba como un don, algo que algunos tienen naturalmente y otros no, donde la herencia de cada sujeto, condiciona el grado de desarrollo de determinadas potencialidades, producto de la interacción con el ambiente y el entorno social. Cabe citar a Broca en su comparación con el tamaño de los cerebros del hombre y de la mujer, y su conclusión de que los hombres eran más inteligentes que las mujeres debido a la diferencia de peso. Elementos que muchos años fueron parte de las enseñanzas académicas y que aún cuando ya ha sido eliminada, continúa siendo parte del imaginario popular.


Aquí algunas de las conclusiones de Broca:


En general, el cerebro es más grande en los adultos que en los ancianos, en los hombres que en las mujeres, en los hombres eminentes que en los de talento mediocre, en las razas superiores que en las razas inferiores... A igualdad de condiciones, existe una relación significativa entre el desarrollo de la inteligencia y el volumen del cerebro.[19]

Un ultimo ejemplo, la medición de la “inteligencia” que permite distinguir a los seres de acuerdo a lo que se considera la “diferencia genética” entre los individuos y que otra vez los coloca en ámbitos de jerarquización. Es a principios del siglo XX cuando Alfred Binet publica el primer test de inteligencia y que desde ahí se aboga por ser utilizado como un instrumento diagnostico.


Posteriormente el test Binet, fue “mejorado” por las mediciones de Lewis Terman quien señalaba y “justificaba” el “bajo nivel de inteligencia de “algunos” grupos:
Es muy común entre las familias hispano-indias y mexicanas del sudoeste y también entre los negros. Su torpeza parece ser racial o, por lo menos, inherente a los linajes familiares de los que provienen... El que esto escribe predice que... se descubrirán diferencias raciales enormemente significativas en cuanto a inteligencia general, diferencias que no pueden suprimirse mediante ningún esquema de cultura mental. (…) Los niños de este grupo deberían ser separados en clases especiales... No pueden dominar las abstracciones, pero a menudo pueden ser convertidos en trabajadores eficientes... Hoy en día no hay ninguna posibilidad de convencer a la sociedad de que no se les debería permitir reproducirse, aunque desde un punto de vista eugenésico constituyen un grave problema a causa de su reproducción extraordinariamente prolífica.[20]

¿Más ejemplos? Existe una lista infinita, el finito es el espacio de desarrollo del presente texto.

ALGUNAS POSIBLES IN-CONCLUSIONES


Definitivo. El determinismo biológico no puede usarse como base, verdad, única interpretación, instrumento de poder que perfectamente sustenta los vericuetos de las ideologías capitalistas de nuestros tiempos.[21] El estudio de la singularidad humana, el sustrato de la subjetividad en sus inconmensurables vertientes, las sociedades humanas, la cultura, las culturas son también importantísimas en el intento de entender la experiencia de la condición humana. Nótese. No se trata de la preponderancia de la cultura ahora sobre la naturaleza, no de la sustitución de un determinismo biológico a un determinismo cultural, cualquier reduccionismo es un peligro. Y tenemos tantos peligros ya. ¡La humanidad ya pide auxilio!


El determinismo cultural extremado es tan absurdo como su gemelo biológico. Por supuesto, ni los deterministas biológicos ni los culturales desean, en modo alguno, excluir por completo la significación del otro.[22]

Si nos quedáramos con ahora solo explicar a las sociedades como entes que existen por si mismos y considerar a los individuos como meras células sociales, moldeables, intercambiables y prescindibles estamos tentando también al totalitarismo, desplegando nuestra soberbia y las consecuencias especistas que indignamente desarrollamos.


Pero apuntar las connotaciones ideológicas que se encuentran insertas en los determinismos biológicos es una tarea urgentísima si pretendemos iniciar un camino de respeto a horizontes de comprensión distintos, si creemos que la tarea de la solidaridad y colectividad humana aún es posible; si resistimos a la terrible tentación del poder que coloca a unos sobre otros y que ha llevado a los humanos al punto de la devastación donde no hay retorno y donde la fragilidad de la condición humana está palpable. Cuestionar los dobles discursos, la imposición, el control, la opresión, las relaciones de poder en cualquiera de sus formas, desentrañando sus juegos e intentando romper sus alcances, puede permitir nuevas fracturas a la razón instrumental, golpes incesantes a la ideología dominante; reflexionar sobre estas cuestiones permite sencillamente que quepa la posibilidad concreta de que mujeres, homosexuales, indígenas, transexuales, poliamorosos, niños, bisexuales, migrantes, campesinos, sexo servidoras, amas de casa, obreros, lesbianas, en fin, los humanos singulares y diversos, quepan en un mundo donde participen muchos mundos. Ahí está la apuesta.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL CONSULTADA:

Ardrey Robert, La evolución del hombre: la hipótesis del cazador, Alianza Editorial, 1976.

Basso Domingo O.P., Nacer y morir con dignidad, Sudamericana, Argentina, 2006.

Damasio Antonio, El error de Descartes, Crítica, 1994.

Desmond Morris, El zoo humano, RBA, 1993.

---------- El mono desnudo, Plaza & Janés, 1969.

Dawkins Richard, El gen egoísta, Biblioteca científica Salvat, 1993.

E. O. Wilson, Sociobiología: la nueva síntesis, Omega, 1975.

Horkheimer, Max, Adorno W. Theodor, Dialéctica del Iluminismo, Sudamericana, Buenos Aires, 1980.

Lewontin, Rose y Kamin, No está en los genes. Crítica del racismo biológico, Grijalbo, 1984.

Lorenz, K. (1940), "Durch Domestikation Verursachte Störungen Arteigenen Verhaitens". Citado por Cloud, W.: "Winners and Sinners". The Sciences, Traducción Israel Lugo Hernández . 1973, E.U,

Peisajovich Barbara, La teoría de la evolución Una propuesta de abordaje a la dimensión social de la biología, s.d.

Stephen Jay Gould, La falsa medida del hombre, Crítica, 1981.

Scott F. Gilbert, Biología del desarrollo, Editorial Omega, 1985.

Sober Eliott, Filosofía de la biología, Alianza, 1996.

Varela Álvarez Violeta, “Sociobiología” en Catoblepas, revista critica del presente, numero 14, abril 2003. En 2003 www.nodulo.org

[1] Las disciplinas que permiten argumentar en torno a la cultura son las humanidades y las ciencias sociales, así como diversas conexiones interdisciplinarias en este sentido, y por otra parte quien abogan por la naturaleza humana nutren sus discursos de la sociobiología y el reduccionismo.
[2] Peisajovich Barbara, La teoría de la evolución Una propuesta de abordaje a la dimensión social de la biología, en http://www.correodelmaestro.com/anteriores/2006/enero/2nosotros116.htm
[3] Basso Domingo O.P., Nacer y morir con dignidad, Sudamericana, Argentina, 2006. p. 18.
[4] Versión estenográfica de un estudiante de sexto semestre de bachillerato en el Colegio de Bachilleres, Plantel 10, Pantitlan, México, D.F., agosto 2007.
[5] Sandin Domínguez Maximo, La falacia de “Los Genes” del Comportamiento Humano, en http://www.iieh.com/sociedad/articulos_sociedad01.php
[6] Ibidem
[7] Recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973, compartido con Nikolaas Tinbergen y Karl R. von Frisch los tres zoólogos, y todos trabajando en el estudio del comportamiento animal.
[8] Lorenz, K. (1940): "Durch Domestikation Verursachte Störungen Arteigenen Verhaitens". Citado por Cloud, W.: "Winners and Sinners". The Sciences, Traducción Israel Lugo Hernández . 1973, E.U, págs,16-21.
[9] 1975 se publicó el libro “Sociobiología: la Nueva Síntesis” del Catedrático de Zoología de Harvard E.O. Wilson.
[10] http://www.nodulo.org/ec/2003/n014p09.htm
[11] Un antecedente: la frenología Empezó sus días como organología y fue fundada por Franz Joseph Gall a finales del siglo XVIII. Tuvo éxito primero en los círculos de Viena, Weimar y París y luego en Norteamérica donde fue introducida por Joham Caspar Spurzheim. Contenía ideas novedosas para la época, como la de que el cerebro era el órgano del espíritu. Afirmaba también que el cerebro era un agregado de muchos órganos, cada uno de los cuales tenía una facultad psicológica específica (la especialización del cerebro es en la actualidad un hecho bien confirmado). Afirmaba también que cada órgano cerebral separado generaba facultades mentales que eran proporcionales al tamaño del órgano, o que todos los órganos y facultades eran innatos.
[12] E. O. Wilson, Sociobiología: la nueva síntesis, Omega, 1975, Pág. 67.
[13] Se pueden distinguir al menos tres fases en el proceso de formación de la ideología del determinismo biológico:
1. Afirmar que las desigualdades sociales son una consecuencia directa e ineludible de las diferencias entre los individuos en habilidad y mérito intrínsecos. 2. El determinismo biológico considera que tales triunfos o fracasos de la voluntad y del carácter están codificados, en gran parte, en los genes del individuo. 3. Afirmar que la presencia de tales diferencias biológicas conduce por necesidad a la creación de sociedades jerárquicas. En Varela Álvarez Violeta, “Sociobiología” en Catoblepas, revista critica del presente, numero 14, abril 2003. En 2003 www.nodulo.org
[14] Dikotter Frank citado en http://www.revistapersona.com.ar/Persona11/11Ramella07-1.htm
[15] Horkheimer, Max, Adorno W. Theodor, Dialéctica del Iluminismo, Sudamericana, Buenos Aires, 1980, p, 17.
[16] Hoy sabemos que las características morfológicas y fisiológicas de los humanos se heredan de una forma compleja, difusa y, a veces, sorprendentemente variable. También sabemos que el funcionamiento y la plasticidad del cerebro humano aún es un misterio, pero que la enorme complejidad de su actividad está muy modelada por las influencias recibidas por el individuo a lo largo de su vida, incluidas las etapas finales del desarrollo prenatal. También se ha comprobado que, dentro de cada población, existen diferencias en las capacidades física e intelectual (aunque especialmente ésta última no se puede valorar sin conocer totalmente la historia individual).
[17] Desmond Morris, El zoo humano, RBA, 1993. Versión en línea. http: www.zoohumano.org
[18] Dawkins Richard, El gen egoísta, Biblioteca científica Salvat, España, 1993, p, 90.
[19] Broca Paul, citado por Varela Álvarez Violeta, “Sociobiología” en Catoblepas, revista critica del presente, numero 14, abril 2003. En 2003 http://www.nodulo.org/. Op. cit
[20] Terwan Lewis, ibidem,
[21] Pasar por alto este aspecto significa desconocer las propiedades emergentes de los sistemas complejos como lo son las sociedades humanas. Para dar una idea de lo que las propiedades emergentes de un sistema implican, podríamos pensar en uno de los compuestos más sencillos que existen: la molécula del agua. Al analizar sus componentes por separado, no podríamos suponer las características que adquieren al reaccionar ya que nada hay en el hidrógeno o en el oxígeno que, al combinarse, nos permita inferir las cualidades del agua. Siguiendo el mismo razonamiento, buscar la especificidad de lo humano en la dimensión biológica envuelve un reduccionismo y un error metodológico, puesto que se vinculan dos niveles de análisis: el del organismo humano como entidad biológica y lo que cada cultura caracteriza como lo propio y específico de lo humano que, por definición, sólo ocurre en la interacción social. Se trata de un fenómeno complejo en el que es posible reconocer fenómenos físicos, químicos, biológicos, psicológicos y culturales, donde cada uno aborda una determinada dimensión de la realidad pero ninguno la agota. En Peisajovich Barbara, La teoría de la evolución Una propuesta de abordaje a la dimensión social de la biología, En: http://www.correodelmaestro.com/anteriores/2006/enero/2nosotros116.htm
[22] Lewontin, Rose y Kamin, No está en los genes. Crítica del racismo biológico, Grijalbo, 1984, s.p.

3 comentarios:

DOS, MEG dijo...

Muy buen artículo. La biología siempre ha sido ideología. la sociobiología es el mayor rival de la libertad, porque se desarrolla, justamente, en el mundo libre. Niega la distancia entre el ADN y el fenotipo, una distancia infinita, es decir, no finalizada en su exploración. Se basa sólo en correlaciones estadísticas entre el genoma y el comportamiento para sacar falsas conclusiones universalistas.
http://ellogosdelavida.blogspot.com

Anónimo dijo...

Hola, me parece que a su discurso le falta actualización. Por ejemplo, ningún científico serio piensa que la Ciencia es o tiene algún principio de autoridad, eso sería netamente acientífico.
La otra es que los materiales que consultó no son de Biología, son materiales plenamente ideológicos.
Actulmente se sostiene una interpretación integral del ser biológico: éste está compuesto por la info genética y también influído por el ambiente.
Saludos.
Atte. El profe Lau

Anónimo dijo...

Por otro lado, el determinismo biológico ha sido desechado muchos años ha...

Profe Lau.
Saludos

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