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jueves, 11 de mayo de 2017

Asumo que no he sido, ni soy, ni seré madre de nadie. Sí, quiero ser compañera.

Me jode la fiebre contextual, sin embargo, hoy me la pasado publicando por acá y varios espacios, noticias sobre las madres desde las versiones marginales y alternativas. Hoy particularmente (aunque no pude ir) estuve con las madres que buscan de modo incesante a sus hijas/os/es desaparecidxs en la marcha por la memoria, estoy por supuesto de acuerdo con las crianzas transgresoras y el derecho de las mujeres a decidir por su cuerpa quieran tener o no tener hijes.

Solo diré una vez más. Reivindico mi derecho otra vez, a no ser madre, ni todo el arquetipo que lo acompaña. Fui madre de mis hermanas, de mis padres, de algunxs amigxs, de algunas parejas (así las llamaba en aquél tiempo) de los compitas gatxs y perrxs con los que convivo desde hace ya algunos años, pero no, ya no. Renuncio al mito de la madre como cuidadora que juega un papel de poder desde la co-dependencia, desde el chantaje del sacrificio, desde el “destino femenil” del “hacerse cargo”. 

Me gustaba ser madre, me daba “mágica y justificada” autoridad y control, porque desde ahí encontraba zona de confort en los nudos emocionales con los que aún no podía lidiar, pensaba que llenaría “algunos huequitos”, desde ahí justificaba “el abandono” de mí, porque lxs otrxs son primero. Me gustaba tener poder “desde el amor”. ¡Uf! Darse cuenta del monstruito que era y que cultivaba desde tantos años, no solo me ha causado mucho vómito, sino una purga de la que hoy aún no me libro. Sí, sí, (aguanten) es un proceso. 


Y hablando de arquetipos, fui una controladora madre tipo Virgen María, Demeter, Atenea, Isis, Cihuacóatl, sino pregúntenle a la “bastet” como la regañaba, como era “consentidora” con la luna, como intenté “aleccionar” a mis hermanas ante las experiencias de la vida, como me “victimicé” por ayudar a mis padres en cosas importantes de la vida.

Me gusta cuidar, me parece muy muy importante estar al pendiente del otrx, me encanta compartir, querer, apapachar, (me encanta cierto tipo de cursilería) me parece fundamental ayudar, apoyar, pero ya no como madre, y sí como compañera, sí como cofrade, desde la horizontalidad, desde la fuerza del camino conjunto.

Y sí, soy una “cáncer” (sí me interesara hacer determinismos desde la astrología) pero como mujer agua, también sé navegar, aprendo a hacer colectivo, aprendo a estar conmigo, muy sola y muy acompañada de mí. Quiero ser (pensando desde los arquetipos míticos) y trabajo en ello, la Artemisa, Diana, Sekhmet, Morigan, la Tara negra.



Asumo que no he sido, ni soy, ni seré madre de nadie. Sí, quiero ser compañera.

Amo a Luz (la mujer que históricamente se presenta como mi madre) pero por razones diferentes al arquetipo convencional, sino por un pacto constante de conocimiento, desencanto y convivencia; además, porque es una mujer profundamente comprometida, leal y amorosa, sea madre o no. Respeto mucho a las mujeres que han decidido ser madres de hijxs humanxs, no humanxs, etc. Y he de confesar, que alguna vez las envidie y por ello intente imitarlas. Pero no, soy una mujer que ya no quiere ser madre, ni biológica, histórica o simbólicamente.

Y tan, tan.



miércoles, 27 de marzo de 2013

BRUJA EN FUGA



BRUJA EN FUGA

Esta manía de quererte sin anteojos
lúbrica y desapegada
alocada y de coño insumiso

Esta manía de frotar el periódico en tu verga
Condimentar con leche las noticias del día

Esta manía de no saber tú nombre
Extrañarte como un lento sueño
                como un instantáneo verbo
                como una promesa muerta

Esta manía de ser una bruja que inventa amores
que se unta caracoles en delirio
que siempre, siempre
está en fuga



DIANA MARINA NERI ARRIAGA




PROBADITAS DE CONTRA AMOR.

  Tiene mucho que no hablo de contra amor, y ya es urgente retomarlo en términos de la palabra escrita y hablada para compartir, ya que en l...