Hoy solo escribo para abrazar a los varones
desobedientes, me encantan los compas que se abren y exponen la sangre oscura
para decir que sienten, que necesitan, que les gustaría, decir con mucha
suavidad y ahí también radica su fuerza lo que ya no quieren. Me encantan los
varones que dicen con franqueza, hoy no quiero sexo, no soy mi pene, ámame
desde los pelos.
Abrazo a varón anti/patriarcal, al compa que
renuncia a la histórica imposición de ser feo/fuerte/formal y sólo es sin más,
humano, con contradicciones y delirios, a los que se rasuran los pelitos del
culo, a los que comen soya y mastican con emoción las nueces. A los que saben
estar solos, a los que les encanta conversar, escuchar. Los anti-seductores,
los que no callan y cantan, los desafinados y silenciosos, a los que saben
acariciar sus cicatrices.
Me encantan los varones con falda, a los que se
posicionan, amo a los que renuncian a los estereotipos y digo fuerte con ellos
¡wacala! Por acá el hedor misógino ya no pasa.
Me embriago de sus besos que no toman coca cola, de los abrazos desidealizados, de los pasos micro políticos que damos al dar saltos transversales.
Me embriago de sus besos que no toman coca cola, de los abrazos desidealizados, de los pasos micro políticos que damos al dar saltos transversales.
Solo quiero abrazar a ese compa, a esos compas y con ellos hoy duermo.
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