lunes, 31 de diciembre de 2018

¿Y cómo a que hora agarraremos conciencia?

Que bello aliciente es que le ayuden a una a lavarse el cabello con la jicara necesaria y con el masaje pertinente. Vivo una historia de afectos bien bonita. El asunto es que no es hoy el primer día que lo hace o lo hacemos, pues independientemente que le apostamos al cuidado mutuo, donde vivo, desde el terremoto del año pasado el suministro de agua, bajó considerablemente y hemos tenido meses muy duros.
Preparar alimentos, lavar ropa, mantener el aseo básico ha sido complicado y que no decir de la convivencia con nuestra manada animalera bastante demandante. Apenas llevábamos como mes y pedacito que ya veíamos con un poquito más de constancia a la señora agua y ¡zaz!
Por lo anterior no quiero decir que el momento actual ¡me la pela! O es casi nada a lo vivido, sino más bien la importancia de que nos caiga el veinte de que esto, es la tremenda promesa a un futuro que ya nos está esperando.
¿Cuál es nuestra convivencia cotidiana con el agua? ¿Cuál es nuestra relación con nuestros desechos, con la basura y con tantos y tantos que somos? ¿qué preguntas tenemos que hacernos en una ciudad que ya se desborda, no sólo en personas sino en problemas?
¿Y cómo a que hora agarraremos conciencia?
Por cierto, asumir una vida vegana es una de las decisiones éticas y políticas más contundentes a los momentos actuales, ya no sólo por compasión o justicia, sino especistamente hablando, por urgencia de sobrevivencia humana.

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