miércoles, 2 de enero de 2019

No soy una mujer de esperanza.


Hoy se conoció en números o palabras oficiales el primer feminicidio del año. Camila es su nombre. Tenías 9 años. Jugabas afuera de tu casa en Valle de Chalco. No te violó y asesinó un hombre enfermo, sino otra vez un hijo sano de la porquería del patriarcado.

Hoy ví un en un muro de feis, un video de un hombre torturando a un zorro, el compañero animal ya estaba herido por una primera bala y la persona que lo “cazaba” le hizo una serie de cosas atroces, 
atroces.

Este es el mundo.  Y no, en lo absoluto me conformo.

No hay buen deseo que alcance para cambiar per se, está violencia sistemática, este exterminio contra las mujeres, contra les otres compas animales.

Quiero empezar con todo el mejor “animo”, pero también estoy consciente que una trampa importante de la ideología capitalista es hacernos pensar que basta que como individuos seamos mejores personas, para que todo mágicamente cambie. Que conste por favor, que  no menosprecio en lo absoluto las semillas singulares, son la fuerza y la potencia para todo accionar, pero también la necesidad de una articulación, un tejido, una red, por lo menos la coyuntura colectiva para denunciar, luchar, tomar acciones radicales contra todo esto, de ahí que la  noticia chula del 1 de enero es que hace 25 años, el EZLN nos dio a muchas personas, herramientas varias cargadas de profunda sencillez y humildad, para pensarnos, para organizarnos de modo radicalmente distinto y que su paso, no solo ha dejado contundente huellas, sino sigue alimentando la construcción de confianza para otros caminos por/venir.

Cito:
“No hay nadie que va a luchar por nosotros a los pueblos explotados del campo y la ciudad, nadie. Nadie va a venir, ni un hombre, ni una mujer; ni un grupo, sino que se necesita que haya mujeres y hombres que van organizándose y organizándose y organizándose, el pueblo es la que se tiene que organizarse para liberarse.” Palabras del Subcomandante Insurgente Moisés. 31 de diciembre de 2018.

Por ello compañeras, sino somos nosotras, nadie derrumbará, fragmentará a la mierda capitalistapatriarcalespecista insertada de tantos modos.

No soy una mujer de esperanza. No me interesa sólo sentarme a “contemplar el mundo y esperar que algo nuevo suceda”, me interesa la reflexión, la teorización, pero también la acción directa, la calle, las reuniones, las alianzas estratégicas, la organización, la sobrevivencia en manada.  Soy de aquelarres, pero también de ostracismo y quiero este año, estar mucho conmigo y llorar a mares por que no quiero/alcanzo a comprender el horror cotidiano, el día que me resigne, muero. Por ello también, quiero estar, compartir, hacer comunidad de muchos modos, aprender de las compañeras, de las otras tan otras y tan distintas, de las sobrevivientes, de las niñas, de las ancianas, de las no feministas y las que sí lo son.

Este año, no quiero hacer recuento de estadísticas, este año, otra vez estaremos en la calle y en la acción cotidiana viendo como carajo, seguimos vivas, fuertes y activas.

No tenemos miedo.
Nos queremos vivas.   





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